Catrina se lava la cara
se adereza y se pinta
un color se le va y otro se le viene.
Su falda es de rosa brillante
y su parasol azul cielo
sus guantes son de color
del cielo en un aguacero.
Sólo se prueba los lentes
para que los transeúntes
no se asusten al darse cuenta
de que le sobran los dientes.
Mira el reloj y cuenta
campanadas sin cesar, sale corriendo
salaz que la tarde le ganaba.
Está enamorada dicen
de un mozalbete cetrino
de esos que cuando hablan
hasta el pelo te ponen chino.
Cuando se acerca la flaca
a su amor al atardecer
el chico sale corriendo
pensando en bulimia y volver
el estómago del miedo
que los ojos vacíos le dieron
que a la calaca preciosa
por salir tan apurada
¡se le olvidaron los lentes!