¿saben que? me dan flojera... esos correos de que NO hay nada que celebrar... ajá, claro NUNCA hay nada que celebrar desde ese punto de vista total cada día estamos mas jodidos ¿no?
Pero siempre SIEMPRE hay algo que celebrar, amigos, familia, días mas que estamos vivos y que no hemos sido secuestrados, muertos o indiciados... celebremos qeu somos una nación, qeu estamos con los qeu amamos, que podemos tomarnos un tequila (o un martini) que podemos comer carnitas, tacos al pastor, barbacoa aguacates para el berrinche. Que celebramos la muerte y, ¡como de que no! la vida.
Celebremos que somos una nación, que a pesar de todo amamos la mexicanidad, sea eso lo que sea, que podemos cantar Mexico en la Piel y Mexico lindo y querido, que lloramos sobre un mezcal, que podemos tener dobles nacionalidades (aunque a mi me de roña eso todavía) que la bandera y el himno nacional nos ponga la piel chinita y nos pongamos de pie para cantar el himno nacional aqune esté en la tele, que México huele a volcanes, a playa, a comida dominical y a pláticas con los amigos, que te puedas bronquera con otros mexicanos diciendo qeu estamos delachi pero que nadie NADIE, pueda decir lo mismo si no ha nacido ene ste suelo o por lo menos tiene carta de naturalización y se exponga al 33, que a fin de cuentas ESTO, problemas, narcotráfico, recesión, violencia, todo sea NUESTRO y por eso mismo podemos cambiarlo si simplemente le echamos ganas... total, lo pero que nos puede pasar es dejarnos el pellejo y eso, lo dejaron los aztecas, lo dejaron los españoles que vinieron a hacer la "américa" lo dejamos cada día cada uno de nosotros en el simple vivir y ser...
VIVA MEXICO CABRONES porque no hay otra manera de decirlo... mas que hagamos un México nuestro... de comunidad y de ser...
Por esto y por mucho más
VIVA MÉXICO y yo si celebraré este año porque a fin de cuentas no creo llegar al tricentenario
Tabi Alonso
lunes, septiembre 13, 2010
viernes, septiembre 03, 2010
Margarita Robleda, CREO EN MEXICO
CREO EN MEXICO
Margarita Robleda Moguel
Creo que 200 años de ser México, son muy poquitos para cuajar en el país que hoy apenas vislumbramos.
Creo que el festejo del Bicentenario de la Independencia nos invita a reflexionar sobre dependencias e independencias necesarias para liberar al ser humano que vive en nosotros.
Creo que el Aniversario de la Revolución nos conmina a revolucionar toda cadena y rejas que limitan nuestras alas y nos roba la creatividad, identidad y risa compartida.
Creo que como país de apenas de 200 años de intentar amalgamar los miles de años previos al dolor de la conquista, el atropello de la misma, los primeros pasos vacilantes de la colonia, dependiendo de un padre lejano, ausente, y la infancia de la revolución, en los tiempos en que un ladrillo marea a cualquiera, los festejos bicentenario y centenario nos encuentran en plena adolescencia, que como su nombre lo dice, nuestro país, en la frivolidad, el egoísmo y la inconsciencia, adolece de claridad de pensamiento y autoestima; sobre todo del sentido común, el menos común de los sentidos, pero que ahí va.
Creo que igual que después de la noche más oscura siempre, siempre amanece y al final del invierno más crudo siempre llega la primavera… después de la adolescencia más resistente: se madura y que México florecerá a pesar de los gobernantes de miras cortas, los partidos políticos mercantiles, los comerciantes voraces y la indiferencia de la sociedad.
Creo que cada vez somos más los convencidos de que sólo juntos, más allá de las divisiones, remando en una misma dirección, saldremos de éste bache de tiempos extraños, de tiempos inciertos donde lo más fácil es culpar, abusar, rendirse, desconfiar y sentarse a rumiar el desconsuelo.
Creo en la herencia cultural que me legaron mis abuelas y abuelos, de aquí y de a cuyá; hombres y mujeres trabajadores, generosos y valientes que se crecieron ante la adversidad y supieron comprometerse con sus sueños.
Creo que este es un tiempo de privilegio para detener la prisa y aprender lo vivido; ser capaces de reconocernos para reconocer al otro; tejer alianzas solidarias con nosotros mismos, en pareja, con la familia, con los colegas, los amigos: con la comunidad.
Creo que México merece que nosotros, mas allá ponernos “hasta atrás” en “su honor” el 15 de septiembre, nos pongamos “hasta el frente” en su beneficio los 365 días del año.
Creo que más allá de toda demagogia, trabajando unidos, produciendo, integrando a todas las piezas de este mosaico de diversidad que nos conforma, al medio ambiente que nos alberga, con respeto y justicia, en comunidad, iremos bordando la nación libre y soberana que merecemos.
Creo que un sueño es el inicio de todo; creo en los sueños de los hombres y mujeres que hace 200 años, hace 100, nos regalaron una nueva oportunidad.
Creo que en el recuento somos muchos más los hombres y mujeres de bien, que buscamos la belleza, la bondad y la justicia: el amor y la felicidad; creo que la luz siempre, siempre vence a las tinieblas.
Creo que hoy es mejor que ayer y que mañana será la consecuencia de este hoy con el que me comprometo.
Creo en mí, creo en un nosotros, nosotras… ¡Creo en México!
Margarita Robleda Moguel
Creo que 200 años de ser México, son muy poquitos para cuajar en el país que hoy apenas vislumbramos.
Creo que el festejo del Bicentenario de la Independencia nos invita a reflexionar sobre dependencias e independencias necesarias para liberar al ser humano que vive en nosotros.
Creo que el Aniversario de la Revolución nos conmina a revolucionar toda cadena y rejas que limitan nuestras alas y nos roba la creatividad, identidad y risa compartida.
Creo que como país de apenas de 200 años de intentar amalgamar los miles de años previos al dolor de la conquista, el atropello de la misma, los primeros pasos vacilantes de la colonia, dependiendo de un padre lejano, ausente, y la infancia de la revolución, en los tiempos en que un ladrillo marea a cualquiera, los festejos bicentenario y centenario nos encuentran en plena adolescencia, que como su nombre lo dice, nuestro país, en la frivolidad, el egoísmo y la inconsciencia, adolece de claridad de pensamiento y autoestima; sobre todo del sentido común, el menos común de los sentidos, pero que ahí va.
Creo que igual que después de la noche más oscura siempre, siempre amanece y al final del invierno más crudo siempre llega la primavera… después de la adolescencia más resistente: se madura y que México florecerá a pesar de los gobernantes de miras cortas, los partidos políticos mercantiles, los comerciantes voraces y la indiferencia de la sociedad.
Creo que cada vez somos más los convencidos de que sólo juntos, más allá de las divisiones, remando en una misma dirección, saldremos de éste bache de tiempos extraños, de tiempos inciertos donde lo más fácil es culpar, abusar, rendirse, desconfiar y sentarse a rumiar el desconsuelo.
Creo en la herencia cultural que me legaron mis abuelas y abuelos, de aquí y de a cuyá; hombres y mujeres trabajadores, generosos y valientes que se crecieron ante la adversidad y supieron comprometerse con sus sueños.
Creo que este es un tiempo de privilegio para detener la prisa y aprender lo vivido; ser capaces de reconocernos para reconocer al otro; tejer alianzas solidarias con nosotros mismos, en pareja, con la familia, con los colegas, los amigos: con la comunidad.
Creo que México merece que nosotros, mas allá ponernos “hasta atrás” en “su honor” el 15 de septiembre, nos pongamos “hasta el frente” en su beneficio los 365 días del año.
Creo que más allá de toda demagogia, trabajando unidos, produciendo, integrando a todas las piezas de este mosaico de diversidad que nos conforma, al medio ambiente que nos alberga, con respeto y justicia, en comunidad, iremos bordando la nación libre y soberana que merecemos.
Creo que un sueño es el inicio de todo; creo en los sueños de los hombres y mujeres que hace 200 años, hace 100, nos regalaron una nueva oportunidad.
Creo que en el recuento somos muchos más los hombres y mujeres de bien, que buscamos la belleza, la bondad y la justicia: el amor y la felicidad; creo que la luz siempre, siempre vence a las tinieblas.
Creo que hoy es mejor que ayer y que mañana será la consecuencia de este hoy con el que me comprometo.
Creo en mí, creo en un nosotros, nosotras… ¡Creo en México!
miércoles, septiembre 01, 2010
COMPARTIR ¿de más?
Reconozco que me gusta compartir mi vida, me encanta FB, twitter, el messenger de BB, skype, grupos de yahoo o de google... lo que se te ocurra. Busco nicknames o frases, latinajos casi olvidados o francos plagios de otros muros o frases de libros (sí, también leo libros y muchos)
Me encanta ver fotos de mis hijos con sus amigos, de mis amigos con sus hijos, de mis primos y sus vidas, de los amigos de mi infancia y adolescencia, de como van creciendo los pequeños de la familia, de recitales, de fiestas y piñatas, de noches de antro, de la boda del primo al qeu casi nunca veo y de la fiesta a la qeu no fui.
Ciertamente tengo muchos amigos de FB, muchos de ellos no son mis amigos mas cercanos, otros a partir de eso se han hecho parte de mi vida y estamos mas cerca qeu nunca, Y también tengo muchos amigos qeu se la pasan diciendo malos agüeros y profecías sobre compartir la vida de más. Que si te secuestrarán, que si te robarán o usarán tu información para... ¿que será?
El otro día me pidieron que quitara una foto, con mucho gusto lo hice pero me pregunto ¿si somos adultos y no tomamos fotos "comprometedoras" por qué esconder lo qeu hacemos? Me dicen qeu los pongo en riesgo, que pongo a mi familia en riesgo. Mhhmmm no creo qeu a nadie le importe si pongo un twitt sobre ¡vamos a vernos hoy en la playa!
Hay una cultura de paranoia, no sólo en México, en el mundo entero, sentimos qeu nos persiguen y que nuestro teléfono (que NO está en mi perfil de FB) lo usarán para extorsionarme o pedir rescate. Los "malos" no se tomarán la molestia de revisar mi perfil y buscar entre mis casi 700 amigos para ver quién es secuestrable. Además de que mis preferencias están en mantener la privacidad, hay mucha información que sólo es para mis amigos y para mí.
Exactamente igual qeu en la vida real, pero extendida. Creo qeu Marshal McLuhan estaría en éxtasis.
Me encanta recibir felicitaciones por mi cumple, comentarios a mi estado de ánimo y apoyo en mis desvelos y preocupaciones, me gusta animar a mis amigos y a mis amigas en sus problemas y en sus alegrías, compartir fotos, fiestas y días.
Me gusta el sentido de comunidad que se crea con messenger entre la familia y que compartimos chismes, recetas y fotos instantáneamente (aunque a algunos les moleste el grillito de los mensajes, es fácil ponerlo en silencio, el mío así está) me da risa que a los que no les gustan las redes sociales si usen el teléfono o los cafés... es lo mismo pero en GRANDE.
¿Cómo hacerles entender que el mundo se ha encogido? ¿que tenemos la capacidad maravillosa de la comunicación instantánea?
¿Cómo regalarles el gozo del compartir?
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