CREO EN MEXICO
Margarita Robleda Moguel
Creo que 200 años de ser México, son muy poquitos para cuajar en el país que hoy apenas vislumbramos.
Creo que el festejo del Bicentenario de la Independencia nos invita a reflexionar sobre dependencias e independencias necesarias para liberar al ser humano que vive en nosotros.
Creo que el Aniversario de la Revolución nos conmina a revolucionar toda cadena y rejas que limitan nuestras alas y nos roba la creatividad, identidad y risa compartida.
Creo que como país de apenas de 200 años de intentar amalgamar los miles de años previos al dolor de la conquista, el atropello de la misma, los primeros pasos vacilantes de la colonia, dependiendo de un padre lejano, ausente, y la infancia de la revolución, en los tiempos en que un ladrillo marea a cualquiera, los festejos bicentenario y centenario nos encuentran en plena adolescencia, que como su nombre lo dice, nuestro país, en la frivolidad, el egoísmo y la inconsciencia, adolece de claridad de pensamiento y autoestima; sobre todo del sentido común, el menos común de los sentidos, pero que ahí va.
Creo que igual que después de la noche más oscura siempre, siempre amanece y al final del invierno más crudo siempre llega la primavera… después de la adolescencia más resistente: se madura y que México florecerá a pesar de los gobernantes de miras cortas, los partidos políticos mercantiles, los comerciantes voraces y la indiferencia de la sociedad.
Creo que cada vez somos más los convencidos de que sólo juntos, más allá de las divisiones, remando en una misma dirección, saldremos de éste bache de tiempos extraños, de tiempos inciertos donde lo más fácil es culpar, abusar, rendirse, desconfiar y sentarse a rumiar el desconsuelo.
Creo en la herencia cultural que me legaron mis abuelas y abuelos, de aquí y de a cuyá; hombres y mujeres trabajadores, generosos y valientes que se crecieron ante la adversidad y supieron comprometerse con sus sueños.
Creo que este es un tiempo de privilegio para detener la prisa y aprender lo vivido; ser capaces de reconocernos para reconocer al otro; tejer alianzas solidarias con nosotros mismos, en pareja, con la familia, con los colegas, los amigos: con la comunidad.
Creo que México merece que nosotros, mas allá ponernos “hasta atrás” en “su honor” el 15 de septiembre, nos pongamos “hasta el frente” en su beneficio los 365 días del año.
Creo que más allá de toda demagogia, trabajando unidos, produciendo, integrando a todas las piezas de este mosaico de diversidad que nos conforma, al medio ambiente que nos alberga, con respeto y justicia, en comunidad, iremos bordando la nación libre y soberana que merecemos.
Creo que un sueño es el inicio de todo; creo en los sueños de los hombres y mujeres que hace 200 años, hace 100, nos regalaron una nueva oportunidad.
Creo que en el recuento somos muchos más los hombres y mujeres de bien, que buscamos la belleza, la bondad y la justicia: el amor y la felicidad; creo que la luz siempre, siempre vence a las tinieblas.
Creo que hoy es mejor que ayer y que mañana será la consecuencia de este hoy con el que me comprometo.
Creo en mí, creo en un nosotros, nosotras… ¡Creo en México!
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