martes, julio 03, 2012

Juan Prole

El siguiente texto no es mío pero lo transcribo muerta de la risa y aún con la esperanza de qeu algún día se pudiera hacer algo así.


La sorpresa en la cámara de diputados era descomunal, no se sabía a bien el génesis de la propuesta que –fuera de programa- iba a ser leída para su discusión. Lo irregular del suceso capturó la atención y despertó el interés de los diputados presentes, al punto en que rápidamente tomaron sus celulares para hacer venir a los que no estaban presentes. Los corrillos no se hicieron esperar, todos habían sido tomados por sorpresa.

El presidente de la asamblea abrió la sesión y pidió silencio:

"Se declara formalmente abierta esta sesión, procedo a conceder el uso de la palabra a Juan Prole, quien ha solicitado esta exposición haciendo uso del privilegio ciudadano que le concede la Constitución"
(Nota legal: Algún artículo debe mencionar este privilegio, porque si no existe hay un pavoroso boquete en el casco del navío en el que navegamos)
 

Juan Prole se aproximó a la tribuna, se ubicó frente al micrófono y aclaró la voz:

"Ciudadanos representantes del pueblo: en legítima representación del pueblo que ustedes oficialmente dicen representar, expongo el clamor de quienes no se sienten apoyados por ustedes; de aquellos que se sienten traicionados por tantas décadas de canalladas cometidas o solapadas por ustedes, anteponiendo intereses personales, de partido o de grupos económicos, por encima del interés común. Nadie puede estar por encima de la ley, pero de la ley que expresa la voluntad comunal, no la que se maquilla con subterfugios para brindar impunidad legal."

Los diputados, cuyo número venía creciendo por la llegada de los que estaban ausentes, y que de algún modo se habían impresionado por la vigorosa presencia del orador por su seguridad y la confianza que proyectaba al exponer, se mantenían en un respetuoso silencio (algo inaudito per se) y los recién llegados ocupaban discretamente sus curules.

Lo normal hubiese sido un sentimiento de agravio personal imperdonable y la respuesta inmediata una explosión de descalificaciones o hasta intentos de linchamiento por parte de Fernández Noroña y otros neanderthales y conexos. Pero no, la presencia del orador era percibida como una verdad dogmática...

"La ciudadanía demanda – continuó el orador – que se discuta y apruebe una propuesta de ley que imponga la obligación de someterse al suero de la verdad al servidor público que la Comisión Permanente del Servicio Público (cuya formación y atributos forman parte de este iniciativa) determine y designe. Los funcionarios de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) podrán ser requeridos en cualquier momento por la Comisión (con desarrollo autónomo e independiente de los poderes citados), con el mismo nivel de prioridad que la Constitución, sin importar la existencia de fueros que para este objeto quedarán sin efecto. Tampoco procederán amparos contra estas designaciones, serán inapelables."

El pleno de la cámara irrumpió en aplausos de aprobación, los reporteros no daban crédito y las computadoras en los centros noticiosos funcionaban a toda su capacidad. Pronto estaría la noticia en todos los medios y todo apuntaba a que contaría con una abrumadora aprobación.

El ruido de los aplausos cesó cuando - todavía medio crudo - escuché el "dulce" reclamo de mi domadora diciendo molesta: "Despierta borracho idiota, estás roncando como cerdo salvaje"

Jacinto Alvarez C.

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