Los superhéroes no usan máscaras, las ponen.
En la Cruz Roja los superhéroes no usan máscaras, las ponen cuando atienden a un herido o a un enfermo y le dan oxígeno. No usan capa ni trajes estrambóticos, van vestidos con un uniforme que tienen que lavar cada día, plancharlo para que se vea bien y en lugar de botas mágicas o voladoras tienen que lustrarse los zapatos. Y al final del día, su ropa no sólo tiene mugre, tiene también sangre, sudor y lágrimas, como un título de portada de disco de rock.
Cada uno de estos superhéroes tiene un espíritu que le permite ayudar a quien lo necesita, cuida de que la vida que le ha sido confiada por un momento, llegue a otras manos que tomarán este reto que implica: salvar, ayudar, cuidar y sobre todo, consolar…
Para lograr esto los paramédicos y paramédicas que van a bordo de las ambulancias se preparan. No bastan el entusiasmo ni las ganas de ayudar, es necesario pasar cursos de destrezas y habilidades, noches en vela de estudio y hacer prácticas bajo la supervisión de instructores exigentes.
Y no se acaba cuando se gradúan, es ahí cuando apenas comienza el trabajo. Se empieza haciendo guardias acompañando a otros compañeros más experimentados. Hay que mantenerse activo y al día tomando cursos de actualización y conocer lo nuevo en Atención Prehospitalaria.
El trabajo de un paramédico es muchas veces voluntario, es por eso que sabes que cuando sus manos te cuidan y te atienden, van en ello también su corazón e inteligencia.
ORACIÓN DEL PARAMÉDICO
“Señor dame la habilidad para dar cuidados de emergencia con manos compasivas, sabiduría y ternura. Ayúdame a discernir cuando una vida está en peligro. A brindar auxilio y a calmar ánimos perturbados. Ayúdame hoy a aceptar lo que traiga el destino.
Toca mis manos, usa mi mente, entra en mi corazón.”
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